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deporte y TCA

Deporte y trastornos alimenticios: cuando el rendimiento tapa el dolor

El deporte puede ser salud, comunidad y placer. También puede convertirse en una trampa de rendimiento y estética: entrenar con lesión, usar el ejercicio para “compensar” la comida, sentir culpa al descansar. Si tu día lo dicta el entrenamiento y todo lo demás se pliega a él, conviene parar y mirar. La meta no es renunciar al deporte, sino recuperar una relación sostenible: salud primero, rendimiento después.

Diferencias entre salud y compulsión

  • Salud: entreno por disfrute/objetivos, escucho señales corporales, el descanso es parte del plan.

  • Riesgo: reglas rígidas (“si no hago X minutos no cuenta”), ansiedad si no entreno, culpa al comer/descansar.

  • Compulsivo/disfuncional: entreno pese a dolor/lesión, uso el ejercicio para compensar, mi identidad vale “según el rendimiento/cuerpo”.

Señales de alerta

  • Miedo a saltarte un día; irritabilidad si no entrenas.

  • Hipervigilancia corporal: báscula/medidas/fotos constantes.

  • Aislamiento social: rechazo de planes que interfieren con el entrenamiento/comidas “permitidas”.

  • Reglas rígidas: minutos, calorías, zonas, “todo o nada”.

  • Entrenar con dolor o fatiga persistente; recuperación lenta.

  • Obsesión por “limpiar/compensar” la comida con ejercicio.

  • Cambios de estado de ánimo, sueño pobre, lesiones repetidas.

¿Qué hay debajo del exceso de control?

En consulta solemos encontrar funciones como:

  • Control (cuando la vida se siente caótica).

  • Identidad (“si no rindo/no luzco así, no valgo”).

  • Anestesia emocional (entreno para no sentir).

  • Perfeccionismo/evitación (miedo al error, a “parar”).
    Ver la función da la pista de la intervención.

Cómo lo trabajamos

1) Mapa de conducta y alimentación

  • Registro breve (7–14 días): qué entrenas, cómo comes, cómo te sientes (energía, hambre/saciedad, ánimo, dolor).

  • Escala de esfuerzo percibido (RPE 1–10) y semáforo de energía (verde/amarillo/rojo).

2) Reconstruir la escucha corporal

  • Señales de hambre/saciedad/placer; hidratar y comer a tiempos.

  • Chequeo previo al entreno: sueño, dolor, ciclo menstrual (si aplica), estrés.

3) Flexibilizar reglas

  • Cambiar “tiene que ser 60 min HIIT” por rango: “entre 30–60 min, según energía”.

  • Sustituir el “no cuenta” por “todo suma” (movimiento amable también es entrenamiento).

4) Exposición al descanso (tolerar la incomodidad)

  • Practicar no entrenar 1–2 días/semana con objetivo y apoyo: notas lo que sientes, no actúas sobre la culpa.

  • Ritual de descanso: paseo suave + estiramientos + respiración 4–6.

5) Trabajo en equipo

  • Nutrición (plan que alimente entrenamiento y recuperación).

  • Medicina deportiva (lesiones, salud ósea, ciclo/amenorrea, anemia, etc.).

  • Psicología (manejo de ansiedad, identidad, perfeccionismo).
    La consigna es rendimiento sostenible.

6) Reordenar por valores

  • Salud, vínculos, disfrute, estudio/trabajo… y luego el resultado.

  • Pregunta guía: “¿Esto que hago hoy me acerca a mi vida que merece la pena dentro de 5 años?”

Indicadores de progreso (no estéticos)

  • Menos ansiedad/culpa si cambias un entreno.

  • Sueño y recuperación mejores; menos lesiones.

  • Energía estable y mejor foco.

  • Volver a disfrutar del movimiento.

  • Relaciones y planes sociales presentes otra vez.

Reintroducir el descanso sin culpa

Planifica semanas con carga y descarga, incluye movimiento amable (paseos, estiramientos, yoga suave), y practica exposición a la incomodidad de “no entrenar” con objetivos claros y apoyo.

Entrenar desde el cuidado, no desde el castigo, es posible y más sostenible.
Si necesitas apoyo para recuperar equilibrio, te acompaño a diseñarlo

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